HUERTA ORGÁNICA PARA UNA ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA
La escuela primaria Nº 14 de Berdier, en Salto, promueve hábitos alimenticios saludables a través del cultivo de verduras y hortalizas realizado por los alumnos
Los alumnos y docentes de la escuela primaria Nº 14 de la localidad rural de Berdier, en el distrito de Salto, al norte de la provincia de Buenos Aires sembraron una huerta orgánica con la que se proponen modificar los hábitos alimenticios repletos de frituras, hidratos de carbono, salsas y golosinas, por una alimentación más sana y nutritiva basada en frutas, verduras y hortalizas, que cultivarán con sus propias manos.
El regreso a la naturaleza lo emprendieron en mayo, en un terreno donde también planean cultivar flores.
“Los chicos podrán llevar a su casa lo producido, con todo el valor que tiene para ellos, o bien lo podrán consumir en el comedor escolar, generando un cambio en la alimentación que se compone de excesos, deficiencias y carencias”, sostiene Lidia Capelle, directora del establecimiento, quien afirma que “es un comienzo. Lo que consumen no es lo mejor para la salud de los niños. No contiene el equilibrio de una buena alimentación”.
Por eso se pensó en la inclusión de frutas, verduras, hortalizas, Si bien no esperan un cambio radical, el hecho de producir los alumnos sus propios alimentos los va a llevar consumirlos, o por lo menos a querer probar y no negarse a comerlos, “como hacen habitualmente”, subraya.
En el mismo sentido, sostiene que la ingesta de estos alimentos se ha ido perdiendo porque la verdura lleva más tiempo de elaboración, entre el lavado, el hervor y la cocción. Las mamás no dedican tanto tiempo a la cocina, hay hábitos que se perdieron por eso se debe volver a lo producido en la tierra que es más sano.
Una alimentación equilibrada es la que mantiene a una persona en un estado óptimo de salud y le permite realizar con normalidad sus actividades cotidianas. Los especialistas la representan con la pirámide de la alimentación en la que los embutidos y grasas deben consumirse de forma limitada; carnes magras, pescados y productos lácteos, de forma moderada; mientras que en la base están las legumbres, verduras, hortalizas y frutas, que deben consumirse con mayor frecuencia diaria.
Por otra parte, la producción industrial de vegetales genera riesgos para la salud, ya que se utilizan elementos de alta peligrosidad como pesticidas, herbicidas, fertilizantes, entre otros. Estos generan residuos venenosos, que son ingeridos al llegar impregnados en los alimentos.
A nivel mundial se está cuestionando el uso de agroquímicos y contaminantes en la producción de alimentos y se fomenta el desarrollo de alimentos orgánicos.
Capelle asegura que el cultivo de hortalizas, hierbas y flores abre infinitas posibilidades de conocimiento con el que pretenden incentivar todas las áreas del conocimiento: lectura, escritura, matemática, ciencias. Los diferentes temas surgidos disparan las producciones literarias. Además, estudiarán la aplicación del calendario lunar en la huerta y se remontarán a los cultivos de los pueblos originarios, abrevando así en la investigación histórica y científica.
El registro del crecimiento de las plantas, verduras y hortalizas así como de lo que se elaborará con ellas y los carteles indicadores, incidirán en las prácticas del lenguaje. En tanto, incursionarán en el área de plástica con la confección de espantapájaros realizados con material reciclado, mientras preparan los canteros para cuando nazcan las flores.
En definitiva, numerosas posibilidades que se inician a partir de esta huerta orgánica, como resalta Lidia Capelle, directora de la Escuela Primaria Nº 14 de Berdier, partido de Salto, que depende de la Dirección General de Cultura y Educación.
Berdier, que alberga a 200 habitantes, es una localidad rural por ubicación, pero su comunidad no está integrada por trabajadores rurales ya que su población se moviliza a otras zonas para obtener empleo; aún frente a la dificultad de un acceso de tierra de 7 kilómetros que aísla al pueblo cuando llueve.
Tal contexto fuerza a una matrícula escolar movible, que hoy cuenta con 27 alumnos, cuyas familias no están familiarizadas con las producciones agrícolas, pese a contar con un buen suelo. Por eso, este proyecto de huerta orgánica genera tanta expectativa entre el alumnado y la comunidad escolar, ya que los vuelve a contactar con la productividad de la tierra en una experiencia propia.